Por: Emanuelle Santiago
Luego de varios cambios de fechas, especulaciones entre otras cosas, «Alita: Battle Angel» llega a las salas de cine bajo la dirección de Robert Rodriguez (Sin City) y la producción de James Cameron (Avatar), dejando como resultado un banquete visual de primera categoría para los fanáticos del cine, y un justo tributo al manga original.
Ambientado en Iron City, cientos de años luego de la «Gran Guerra», Ido, un doctor experto en robótica, encuentra a un cyborg (o parte del mismo) en el medio de la chatarra que envía Salem; ciudad flotante donde se encuentran los mas poderosos. De ahí surge Alita, luego de un reemplazo en su cuerpo biónico, quien no recuerda nada sobre su pasado, y quien se aventura a explorar el mundo de Iron City. Con la ayuda de Hugo, su amor a primera vista, adversarios y situaciones, Alita va poco a poco recordando quien es, y cual es su verdadero destino.
Efectos y acción; son los adjetivos que predominan y resaltan en esta cinta de más de dos horas. Alita: Battle Angel es el producto ejemplar de lo que la industria cinematografía ha podido lograr en estos últimos años. Con secuencias de peleas dignas de un anime, persecuciones futurísticas y hasta el mismo diseño de Alita, haciendo tributo directo del manga original, el filme es una obra maestra en esta área, consumiendo tu sentido visual en su máximo esplendor. Junto a esto, le agregamos una muy buena banda sonora que complementa la película, haciendo que las escenas mas importantes en la misma sean memorables, pero solo por lo visual y lo interactivo.
Narrativamente es complicado. Si apreciaron el OVA del 1993, esta adaptación mantiene los elementos casi intactos del mismo, resaltando el «cliché», y la clásica historia del bien contra el mal. Esto ha hecho que halla una división entre los fans puristas y los que realmente creen que el filme carece de alma propia.
Si bien algo es cierto, es que «Alita: Battle Angel» es una de las adaptaciones más certeras y efectivas del manga japonés, borrando parcialmente algunos mal sabores del pasado.